Mi vida la vengo escribiendo por cuartos de siglos y por décadas. Y frente a eso creo que todos tenemos historias de vida que suman desde la raíz, épocas distintas, suman encuentros y también un millón de despedidas.
He aprendido que siempre hay tiempos para tomar decisiones y así también hay tiempos para reaccionar a lo que pensamos caerá bien al resto.
Como dice mi madre de repente.
“Hay que vivir el momento para uno, no para el resto”
He aprendido que el tiempo vuela.
y que a partir del momento en que la gente nace,
comienza el viaje veloz con destino al fin,
y qué ironía , aún hay quienes viven con prisa.
sin darse el regalo de percibir, de oler, de mirar,
porque cada día más es un día menos,
porque la gente muere todo el tiempo,
poco a poco y un poco más,
Y cuando menos lo esperamos la gente ya no está, porque la gente va muriendo y con la muerte tal vez
¿ procuraremos vivir mejor?
¿Tal vez usaremos esa mejor ropa , o usaremos ese mejor perfume?,
¿Viajaremos más livianos, o tal vez sentiremos menos ?,
¿Tal vez comeremos el postre antes del almuerzo?.
¿Tal vez esperaremos menos de los demás?,
¿Tal vez perdonaremos más?,
¿Tal vez reiremos más y sin que nadie nos diga que nuestra risa es exagerada?
¿Apreciaremos quizás más la naturaleza ?
¿O bailaremos aún cuando no sepamos bien el paso de baile ?
o tal vez ¿valoraremos más el tiempo y menos el dinero?
Si tuviéramos conciencia que podemos partir de este mundo en cualquier momento
tal vez entenderíamos que no vale la pena entristecerse con las cosas banales,
Quizás entenderíamos cuán importante es salir de nuestra zona de confort o de ese estrés cotidiano, a no vivir del conformismo, de aprender y atrevernos a decir basta.
En mi más de medio siglo de vida he aprendido con ello que no siempre debemos vivir para los gustos de otros.
Y es que cuesta tanto decir “No estoy bien” en vez de aceptar estarlo.
Y es que nadie tiene la vida en orden, o nadie está siempre con el mejor buen humor.
Y es que nadie tiene su vida resuelta por completo.
O es que no siempre hay solución para todo.
O no siempre hay que decir saberlo todo.
O de repente andar libre y despeinada sin importar quien notara el frizz de mi cabello.
O dejar de pintarme los labios un día para disimular esa resequedad.
O para que arrepentirse tanto de los errores.
O dejar de disimular la comodidad cuando la compañía no es la mejor.
Y es que a veces hay que perder un rato el control de las emociones y dejar de pensar tanto antes de hablar para caer bien. Decirlo y ya .
Dejar de ser la amorosa del grupo y la simpática que no se enoja nunca.
Y es que ya han sido varias décadas con aroma al olor de la tierra en otoños, primaveras llenas de nuevos colores, unos inviernos más helados que otros, y varios veranos tomando baños de sol sin darme cuenta que el mar me hablaba en cada nuevo oleaje.
Han sido años que me han llevado a la edad que ya no crees todo lo que te cuentan, porque solo quieres lograr sueños y metas que habíamos ido postergando.
Me gusta mi edad de hoy, porque es esa edad donde te ríes de todo y porque hay muy pocas cosas que te hacen llorar.
O quizás lloras , pero ya es más de emociones, porque te has liberado de ataduras que no te dejaban ser tu misma, porque traías mucha basura que la tenias muy bien escondida y que no te dejaba crecer.
Es la edad donde la locura de hacer muchas cosas se ha transformado en la veleta de mi vida.
Esa edad donde a nada le temo y ya tampoco retengo a nadie a la fuerza. Es como si mi paciencia estuviera en el límite de no tolerar palabras de falsas amistades que ya no te agradan o esas falsas promesas que no te aportan nada.
Es la edad donde ya no me quedo callada porque perdí el miedo ganándole a las peores batallas.
Es esa edad donde nuestra palabra ya es ley con tus hijos porque siempre habla primero la experiencia.
Es la edad donde no te importa que te digan que eres una deslenguada porque tienes la facilidad de decir que nada te importa, ni en tu entorno ni en tu sociedad.
Es la edad donde quieres tirar por la borda los sentimientos inservibles y quedarte solo con los que te ayudan a vivir.
No vives pendiente de ese qué dirán.
Porque estoy en esa edad donde lo que me propongo lo voy convirtiendo en un reto personal , y lo hago más por disciplinada que por terca.
En la medida que avanzo en mi paso a paso he ido dejando huellas que han marcado mi vida, que por muy pequeñas que han sido me han mostrado que en cada nuevo viaje, aunque a veces me tambalee un poco con ellos , siempre grito mi verdad aunque a nadie eso le importe, asegurándome siempre de vivir mi vida como yo quiero, de buscar mi felicidad a mi manera, y por sobre todo de SER YO MISMA.
Y es que , ¿ valdrá la pena vivir la vida como si fuésemos a morir mañana o valdrá mejor vivirla como si nunca fuésemos a morir ?
Mi edad hoy es interesante, porque es la edad donde me aventuro a vivir sin miedos a esos miles de momentos anestésicos tan emocionales que nos hacen muchas veces perdernos en el camino, venciendo aquellas culpas de tomarme la única libertad de seguir siendo quien soy.