Mi querido Santa
Esta vez quiero expresarme por medio de mi diario de vida personal, pero no para pedirte regalos ni cosas materiales o costosas.
Como cada año cuando nos acercamos a los últimos números del calendario, y después de un año lleno de sinsabores más o menos , llega siempre el momento de reflexiones y balances.
Llega el momento de hacer pausas a nuestro loco mundo de quehaceres.
Porque es cuando me doy cuenta que me debo muchas cosas y más de lo que yo pensaba.
Me debo noches sin dormir poniendo solución a lo que el tiempo venía colocando.
También me debo miedos que no libere intentando ser una mujer perfecta.
Me recuerda la “no importancia” del peso de esa silla vacía que antes sí era importante.
Me debo mil besos que tal vez di en el lugar equivocado.
También me debo muchas palabras gastadas detrás de muchos silencios que el destino me traía como respuestas.
Pero pese a todo, hoy creo que tengo mucho más que agradecer a la vida.
Qué más puedo pedirte Santa si tengo todo lo que no puede comprar una billetera o una cuenta corriente en el banco.
Por eso, nunca te pediré nada que se pueda comprar con dinero.
Hoy quisiera volver a creer querido santa , como cuando era niña, en las personas, en las magias, en los milagros y en que este mundo puede llegar a ser mejor algún día.
Quisiera que la Navidad realmente fuera para celebrar el nacimiento de algo nuevo , o que sea la oportunidad para comenzar de nuevo, para reflexionar y buscar esas mil maneras de ser mejores.
Que alguna vez sea el tiempo de ponerse en los zapatos del otro, para entender el porqué duelen algunos paisajes y porque nos alejamos de las personas que se creen más poderosas que uno, cuando el camino venía lleno de atajos que solo nos confunden.
Es difícil ponerse los zapatos del otro querido santa ,cuando las horas no avanzan al mismo ritmo de un mundo que va más adelante.
¿Será acaso que en algún momento me distraje , y me caí del mundo al punto de no saber ahora por donde entrar ?
Ojalá en algún minuto aprendamos la lección querido Santa, para volver abrazar muy fuerte y volver conocer la paciencia más que la tolerancia , llegando a ese perdón necesario, contando hasta diez, o hasta veinte, o quizás hasta cien .
Aceptar que no todo tiene que suceder ahora ni hoy , sino algún día, cuando las aguas se calmen y Dios así lo disponga.
Tu bien sabes mi querido santa que hoy soy dueña de esos abrazos que no se pueden envolver en un regalo.
No hay envoltorio para medir eso.
Y cada nuevo año ese abrazo viene con un perfume tan natural en su esencia , que hoy no lo encuentro en ninguna marca de cosméticos.
Por esa razón, jamás te pediré más abrazos en Navidad, porque ya tengo más que suficientes.
En realidad no recuerdo si te pedí mucho o poco cuando niña.
Tampoco sé si creía en algo más fuera de la magia que refleja la navidad.
No sé qué tanta ilusión tenía contra eso, ni sé qué esperaba de la vida o de las personas, porque nunca me lo cuestionaba.
En fin, hoy me gustaría pensar y creer que la vida de los niños es así, llena de magias.
¿O será que dejamos de ser niños muy temprano creyéndonos adultos antes de tiempo ?
Recuerdo no haber necesitado mucho para que la vida me pareciera increíblemente mágica, creyendo inocentemente que era sacada de un libro de cuentos.
Tampoco recuerdo cuándo dejé de escribir cartas o cuándo dejé de colocar una bota en el árbol para que apareciera llena por arte de magia.
Inolvidable esos chocolates con figuras navideñas con que mi madre adornaba con mucho cuidado el arbolito y el día de reyes era la gran cosecha de esa delicia.
Y cuando guardábamos el papel plateado de un chocolate o de algún lindo envoltorio para hacer adornos de navidad.
Sólo sé que el recuerdo de todo eso, hoy me endulza la vida porque era una época en la que los sueños sí se cumplían, porque la gente podía tener momentos felices teniendo muy poco.
Porque podíamos dejar atrás las diferencias y miles de discusiones que hoy no hacen más que quitarnos muchas veces las ganas de vivir esta vida que se nos olvida que es prestada.
¿Qué nos queda por hacer , qué más nos queda por recordar , o cómo vivimos el ayer de esas navidades en un mundo tan diferente al de nuestras vivencias?.
¿Cómo volvemos a celebrar con sentido en un mundo con tan poco sentido?.
Ahora de adulta ,solo quisiera pedirte respuestas a eso mi querido santa , y si por casualidad , alguna navidad ves mi bota vacía, llénala de nuevas bendiciones y haz que todas mis próximas navidades vuelvan a ser realmente mágicas.