Maleta:
Un amplio significado reducido a compañera de aventuras, cargamento de provisiones al empezar y un mundo de recuerdos al regresar.
El sinónimo principal siempre será “viajes”.
Nos gusta, nos inspira, nos deleita, la queremos de colores, de un gran tamaño para llevar y traer todo lo que más podamos, o pequeña si el camino es corto.
Guarda recuerdos, sticker, timbres en todos los idiomas, olores, culturas, costumbres, paisajes, brisas de mar, recorridos, estaciones, climas, aeropuertos, tormentas, lugares, rutas , hoteles, magnetos, restaurantes, bares, amores, brindis,
encuentros, turismos, aventuras, veranos, vacaciones, inviernos, otoños, playas, paquetes , pasaportes, recorridos, miles de fotos, personas, amistades, secretos, abrazos, despedidas, reencuentros, emociones, cámaras, amigos, y millones de cambios.
En fin, guarda de todo , pero lo principal, guarda nostalgias.
La amamos en cada camino porque es silenciosa, a pesar que se desgasta ,no se cansa, no dice nada. Solo guarda en su interior todo y cuanto más le podamos poner.
Es el complemento incondicional del siguiente viaje que siempre está presente después del primero. Es como esa droga/vitamina a esa próxima aventura.
Siempre enumero en mis cambios en general las mejores cosas que tengo en mi vida , y aunque hoy creo que son muchas, me quedo siempre con las tres principales, que son :
La gente que amo, los lugares donde he estado, y esos recuerdos y amistades que he ido haciendo en el camino.
Creo que viajar con esa maleta a cuestas, siempre sirve para ajustar nuestra imaginación a lo que es realmente real, y poder ver las cosas como son en vez de pensar en cómo serán.
Hoy no hay que quedarse con eso de creer lo que te cuentan. Hay que ir y aventurarse, guardando la magia del lugar y que nuestra amiga maleta se deleite y se llene de nuevas aventuras.
Claro, el mundo cambia cada cien metros, y es ahí cuando nos convertimos en el narrador de nuestra propia historia.
Es casi imposible hoy convertirse en un viajero sin contar una historia y sin tener esa capacidad de observación o no poder decir que cada viaje nos ha cambiado.
Para bien o para mal pero el viaje siempre nos dejará una historia que contar. Y nuestra maleta siempre será la protagonista de cada nueva foto. Eso es inevitable para una cámara.
Creo que viajar es lo único en que gastas dinero, y eso es imposible no hacerlo, pero eso pasa a ser secundario porque te haces inmensamente rico después de cualquier retorno .
Una ironía eso a veces, porque te impregnas de esa riqueza interior que anhelas transmitir a quien te pregunte cuando finalizas el viaje.
Todo el mundo espera con ansias ese regreso y ojalá poder abrir rápido esa maleta para ver cuanta nueva historia hemos recogido.
En mi caso han habido viajes que han sido unos más bonitos que otros por supuesto , quizás algunos un tanto incómodos, porque la mochila con el tiempo se ha hecho menos pesada porque hay cargas que ya no son necesarias seguir llevándolas , pero el peso lo llevamos en el recuerdo y en lo que ya no volverá, porque ningún viaje ha sido igual al otro.
La pobre maleta ha viajado en compañía , con varias más también, pero con el tiempo la carga se hace menos, y es ahí cuando te das cuenta que después del viaje ya no eres la misma persona porque descubres que ese viaje siempre te cambiará, y ha dejado más marcas en tu memoria que recuerdos en tu conciencia.
Siempre te llevas algo contigo y sientes la necesidad de volver a llenar la maleta de nuevo.
Y con suerte, dejas algo bueno para continuar con el siguiente viaje.
Mi viajes han sido más variados que sorpresivos.
Han sido una, dos, tres, cuatro, en fin, muchas maletas en cada uno, al lado de muchas cajas de embalajes la mayoría de las veces, pasando por distintos aeropuertos, salas de embarques, paradas de buses, peajes,.
Adaptándome a cambios de climas incluso, pero siempre la maleta ha sido la protagonista principal, porque ha ido guardando secretos más que ropas o bultos que cada vez van haciendo menos falta.
Y eso me gusta, me agrada, porque con el tiempo vas asumiendo también que los espacios del embalaje no son tan importantes porque muchas veces sobran y solo se va haciendo el espacio necesario para llevar lo único que con el tiempo aprendemos a asumir con más crecimiento que entereza. :
El inevitable, y muchas veces, necesario cambio.
Viajar para mi siempre ha sido como volver a enamorarme de la vida. Algo así como coquetear y sonreírle de nuevo a ese cambio que deberé adaptarme por la razón o la fuerza.
Es como ver lo que otros no ven, porque descubres que lo más hermoso del mundo es, por supuesto, el mundo mismo en sus mil facetas.
Viajamos no por un mejor lugar, sino por una nueva forma de ver las cosas.
Hoy asumo que como todas las drogas, viajar requiere un aumento constante de muchas nuevas dosis, porque hay lugares que solo se descubren dejando de lado un rato el mapa, algo así como dejarse llevar por cada nueva ruta, o perderse un rato en el camino, pero sin GPS o señaléticas.
Un día decreté que viajaría todo el resto de mi vida y dije :
Viajaré donde me vuelva la narradora de mi propia historia, porque como ser humano en la tierra merezco este viaje y muchos más, pero no dejaré que nadie me preste sus zapatos para avanzar ni sus ojos para descubrir lo nuevo que necesito ver por mi misma.
Y sin importar el tiempo o la época , solo anhelo que mi mejor compañera de secretos , siga siendo siempre mi silenciosa y cómoda maleta.
La misma que me ha visto empacar y desempacar una y mil veces.
La misma y la única que ha sabido guardar el secreto de cada nuevo camino.
Mi querida maleta, hoy me quedaría y te amaría cada día como hasta acá , pero ya debo irme de nuevo, no sé cuál será mi próximo destino, solo sé que nos veremos en la próxima vuelta si la vida así lo determina.

El mejor de los viajes siempre es el próximo